En épocas anteriores, los humanos creían que aquel que se sentaba en un trono era un enviado de Dios... ¿pero qué ocurre cuando es Dios el que está sentado en el trono? Pues que hay disputas por su control entre sus propios hijos. Entidades cósmicas y divinas que solo se ven superadas por su Padre. Yo, Fractus, soy uno de ellos. Pero no se equivoquen, yo he dejado esa estúpida lucha de lado, he estado en todos los tiempos posibles, siendo un mero espectador, pues no tenía mucho que hacer, pero he dicho basta, ahora quiero ser parte del curso de la historia de la humanidad como otro familiar que tuve... pero limitándome. Quiero experimentar en carne propia el regalo de la vida mortal en la Tierra, quiero ser como vosotros. Pero no todo será un paseo, pues hay otro ser, además de mis hermanos, que anhela el trono. Creo que lo conocéis, sí, es a veces llamado Lucifer, el Gran Demonio que reina el Infierno, antaño un poderoso ángel... que ya no tiene tanto poder. Es por ello que me las veré con el siervo que ata a toda la Creación. Aquello que no puede ser borrado, el mismísimo Pecado. Oh, pero nada puede salir mal con una deidad que experimenta por primera vez la razón de ser humana... ¿o sí? Bueno, sólo te queda leerlo, pero ve olvidándote todo prejuicio o pensamiento sobre algo que creas conocer, estoy aquí y mostraré el Universo tal y como es.
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