Ezarel podía llegar a ser un cabrón, pero no un maldito asesino.
¿Qué podía hacer si su "amigo" (si es que así podía llamarle) estaba sediento de sangre cuando ellos estaban a la deriva? Si él no le detenía, Nevra se alimentaría de cualquiera que le pasase por delante... y él no quería eso.
Asique allí estaban, frente a frente, con el peliazul ofreciéndose al de cabellera azabache;
- ¿Qué? - Nevra parpadeo varias veces, no podía creer lo que escuchaba.
- Te ofrezco mi cuerpo... ¿Es que eres sordo? - Rodó los ojos, dejar su orgullo le había costado.
Hubo un momento de silencio, donde el vampiro sonrió pervertidamente; Oh, el maldito elfo debió haber especificado que era para beber sangre.
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