-Si me besas ahora, queras que sean dos besos y después tres hasta no poder detenernos, mejor mañana cuando el reloj sea nuestro enemigo sin remordimientos ni culpas de lo que pueda pasar. -Qué fuerte eres- se limitó a decir. Cada uno a un extremo de la gran cama, con las manos entrelazadas a petición tuya. Sería por tus nervios pero no te habías quitado la ropa del día no te cuestione tu decisión, esa camisa a cuadros...All Rights Reserved