¿Recuerdas alguno de tus amores de preparatoria? Mi abuela siempre decía que los amores de preparatoria eran inocentes y una parte importante de nuestro desarrollo. Desafortunadamente, mi experiencia no fue tan ideal. Cuando conocí a Arthur, mi vida se convirtió en un caos. Mi primer amor, que ya era atípico y provocaba repudio en algunos, se volvió tóxico. Arthur se encargó de divulgar mi orientación sexual a los demás. En ese momento, yo no comprendía por qué amar a otro chico era considerado malo. Sin embargo, con el tiempo, me di cuenta de que su comportamiento estaba causando un gran daño. Gracias a él, me convertí en blanco del acoso escolar. Perdí a mis amigos, empecé a luchar con mi identidad, pero al mismo tiempo, gané en independencia. A pesar de sus acciones, no pude odiarlo por completo. Quizás se debió a que nunca tuve la oportunidad de contar mi versión de la historia. Él omitió detalles fundamentales. Pero ahora, en la secundaria, finalmente tenía la oportunidad de tomar las riendas de mi propia narrativa.
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