No es de sorprenderse que en pleno siglo XXI se busque el perfeccionismo y la práctica de doctrinas que ayudan a sanar el alma, no es menosprecio a la autoayuda, pero hace unos segundos 'pude haber parado todos estos pensamientos. Sin embargo ya es muy tarde, pues he nacido cerca del siglo y eso no me hace menos conexa a los sucesos que me afligen. Me estoy adentrando donde la salida no es una opción y quizá sea el acto más solitario. Esto es una mezcla de cosmovisiones, una posición vitalista, con la que se busca un sentido para una muerte satisfactoria, por qué ser trágico no es ser pesimista.