Con tantos de problemas en casa, Cody no tiene la atención suficiente que un niño de once años debería de tener. Su única forma de mantenerse emocionalmente estable es mediante sus dibujos. Pero Cody descubre que las fantasías ilustradas en su cuaderno pueden llegar a volverse realidad, sin importar que tan agradables u horribles sean. ¿Serías capaz de acompañarlo en la parte más difícil de su niñez?