-¡hey! ¡la chica de los helados! le gustas a mi amigo.
-cálla-cállate Ri-richie- El más alto dió un suave pero certero zape en la nuca del chico de anteojos mientras quería que la tierra lo tragara por la vergüenza que sentía al notar la mirada divertida de cierta pelirrubia.
Aquella tarde nublada, podía sentirse el sabor helado de la lluvia.
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Los personajes no son de mi Autoría a excepción del personaje principal.