Inicié estos escritos cuando mi hijo cumplía 36 días de haber marchado al cielo. Creo haberlo hecho como una forma de desahogo a las penas. En ellos expreso muchas de las vivencias, de los ratos compartidos y de toda su historia durante 30 años de existencia. Es la intención ayudar a quienes han perdido a seres queridos y ven su vida acabada, sin saber qué hacer, de manera que traten de superar la tristeza escribiendo aquello que estimen importante y que los pueda reorientar en el nuevo rumbo de la vida.
30 parts