Soltar no es abandonar ni olvidar, es simplemente dejar en libertad, ser y dejar ser, sin presionar, ni ahogar ni obligar ni imponer, mucho menos apegarse a algo que se dice tener o se cree poseer. Soltar no implica tampoco ignorar, ni dejar que la rutina y el olvido se apoderen de aquello que es de mucho valor porque va de corazón a corazón.
Soltar es amar y Amar es soltarte. Si no trae alegría a tu vida, suelta si no te ilumina ni construye, suelta si permanece pero no crece, suelta si son más los desencuentros que los encuentros, suelta si no acaricia tu ser, suelta si dice pero no hace, suelta si intenta cambiarte, suelta si se impone, suelta si no suma a tu vida.
Arthur Zaens, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur conoce a Lía, una ex escritora y editora recomendada por un amigo. Aunque su relación comienza de manera conflictiva, con discusiones y malentendidos desde su primer encuentro en un bar, Lía se convierte en la persona que poco a poco transformará la vida de Arthur y de sus hijas, desafiando su frialdad y cambiando su mundo para siempre.