Demasiados días de la misma manera. Triste, enojada, sin autoestima, pensando que es una mierda. Ella piensa que nadie la quiere. Ella dice que no vale la pena seguir respirando si le va a hacer mal a los demás. Ella piensa que todos a su alrededor estarían mejor sin su existencia. - ¿Cómo estás? - Le pregunte - Bien. - ¿De verdad? - Sí. - Se te está cayendo una lágrima . - No importa. Estoy bien. - Sos hermosa. - Lo decís para que no esté mal. - Es la verdad. - No te creo. Nada más quiero estar sola. Sin mis pensamientos negativos y pesimistas de siempre. Me hice adicta a autolesionarme, física y mentalmente. Pienso que no sirvo para nada, que nada más estoy para hacer mal. Mis pocos amigos me dicen que no podrían salir de se habitación si yo muriera mañana. No les creo. Seguirían su vida como si nada. Hay momentos que nada más quiero tirarme en la cama y escuchar música triste, y ver cómo caen mis lágrimas. A veces lo hago, pero no me siento satisfecha y me lastimo yo sola. - Entonces... no estás tan bien como decís. - No. Pero nadie se preocuparía por mi si digo que no estoy bien. - Yo si estoy preocupada, quiero que estés bien, sos joven. - Mi mente piensa que no debería estarlo. Estoy loca. Hablo con espejo... Estoy peor de lo que pensaba. Y así ella agarro un cortaúñas, y lentamente comenzó a rasgarse la piel de su muñeca izquierda. Grito a más no poder y cayó en el suelo. Ella no se despidió como debería, pero se fue para evitar los problemas que venían. Ella soy yo. -AAll Rights Reserved