Comencé a observarla. Y sin saberlo, en mis cuadernos su nombre siempre aparecía escrito en tinta.
Y quizás era por el grafito que utilizaba para detallar su sentir, me sentí atraído. No sé si era por el trazó o por el mirar de aquella dulce muchacha.
Podría viajar a la luna solamente para tatuar su nombre, pero me conforme al darme cuenta que en mis versos era mi inspiración.
Era, para mí, totalmente perfecta y disfrutaba ser expectador de sus obras. Tal vez por eso comencé a escribirle.
Estaré siempre fiel a ella, pase lo que tenga que pasar... Aun si aquella belleza se rompe.
Yo, amaba la luna... Ella, simplemente, la odiaba.
Me metí en este juego de alto riesgo por una sola razón: salvar a mi hermano de una deuda que lo estaba consumiendo. Pero nada podía prepararme para lo que encontré al entrar en este mundo de apuestas y secretos. Mi hermano estaba allí, pero no estaba solo. Y entonces, mi corazón se detuvo al ver una cara que creía haber olvidado para siempre... la de mi ex pareja.