Buenos Aire-Seúl, Seúl-Buenos Aires. La travesía de mi culo latino intentando acostumbrarse a las pelotudeces de los adolescentes coreanos cuyo único propósito es verse bonitos 24/7; sin mencionar que las diferencias entre un pelotudo rico y un becado (como yo) sean notar, y bastante, sobre todo cuando ves salir del baño de hombre a un pibe excedido de esteroides y a un flacucho, que parece fideo, con un ojo morado y media ropa rasgada. Unas ganas de agarrarlos con el trapeador. ¡Y que no falte el grupo de chicas excedidas pero de maquillaje! No sé si estoy viendo una cara o qué, ¿van a una fiesta de disfraces o es día a día? Increíble. No me puedo olvidar del típico machote-malote-bad-boy-no-me-toques que anda en una motocicleta y llega tarde, ¡ah! Pero el desgraciado es el mejor en la escuela, ¿me explican como carajos hacen? UGH. En fin, mi culo argentino y yo debemos de soportar esto hasta el fin de mi vida o hasta que me cansé y los cague a balazos por insoportables, y yo que me quejaba de mi curso en Argentina, el karma señores.