Soy un simple ratón de biblioteca que decidió plasmar en tan corta existencia sus más sinceros relatos. Mantengo viva la devoción por esos simples placeres que me provoca la escritura, enardezco mi alma buscando sonrisas a través de un papel. Es lúgubre y cínico que tan pocos sean mis anhelantes deseos, reencarnando una y otra vez en las pequeñas historias que aquí dejo. Me gustaría llamarme poeta, pero que grande queda la palabra para el acendrado e insignificante arte que develo en las siguientes páginas. La lectura no solo abre mentes, si no también corazones. Dicen que las mejores historias las cuenta el hombre, pero en realidad amigos míos, las mejores historias se narran solas. Soy un jinete de dragón, que alzo vuelo leyendo.
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