Aún recuerdo la primera vez que nos vimos, al instante algo dentro de mi descubrió que era amor a primera vista y la mujer tímida que se encontraba delante de mi tenía que ser mi esposa o perdería la razón. Era mi primera vez en la ciudad, no conocía a nadie y no sabía como hablarle a la mujer delante de mi, morena, divina, el tipo de mujer con el que todo chico sueña. Adaptación para ejercicio escolar del relato El almohadón de plumas de Horacio QuirogaAll Rights Reserved
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