Todos conocemos historias que, en lo más profundo de la noche, acostados en nuestras camas nos despiertan o nos impiden dormir al recordar con terror lo que hemos visto, oído, leído... muchas veces procedente de otros. Sin embargo es ese horror que se vive en primera persona, el más puro y terrible de todos, el que aún tras los años permanece en nuestra mente, haciendo palidecer a la demás pesadillas comunes. Esta es una historia de esas que no se le desean a nadie y que yo tengo la desgracia de poder contar de primera mano.