Venus, arte y otras pasiones.

«Espero que no estén cansados de leer historias de amor o historias motivacionales, porque sería una lastima para mí que no leyeran esto. No quiero que suene como una, pero sería una mentira si les digo que no suena así.

Yo era ciertamente un muchacho poco experimentado y muy joven cuando todo pasó y es precisamente lo que le da el encanto a mi juventud (a la de todo el mundo, para ser completamente sincero). No eres nadie sin experiencia, y eso exactamente lo que el pequeño y estúpido Leonardo era, nada, muy similar a un lienzo recién comprado.

Si bien todos somos inexpertos en nuestro momento de la pubertad, yo era una exageración en todo el sentido de la palabra. Ser un cobarde no era más que la raíz de de mi personalidad taciturna y vergonzosa. Era demasiado negativo en ciertas ocasiones sólo porque no era lo suficientemente maduro para afrontar una situación difícil. Después los conocí, la conocí a ella, y descubrí cosas que me habían marcado de por vida; El miedo te limita. No existe una entidad metafísica responsable de tus errores, solo tú eres responsable de las consecuencias de tus acciones, el pasado es pasado, no puedes hacer nada para arreglarlo, pero puedes hacer cualquier cosa en le presente para mejorar tu futuro, la belleza es completamente subjetiva, y las etiquetas son pura mierda, la vida no es de dos colores; hay una amplia gama de colores fascinantes, solo depende de ti verlos, y lo cortés sí quita lo valiente. Y la lista sigue, pero si sigo mencionando todo lo que he aprendido desde mis 16 años hasta mis 36, me temo que la historia no empezaría por ahora.

Ésta historia es un agradecimiento para esas personas que estuvieron conmigo y que todavía están vigentes en mi vida. Está dedicada a mi hija, a mis amigos, y para aquella mujer que me marcó de por vida, es para ti, amor mío. Es para ustedes.»