Adara ha despertado misteriosamente. Al principio todo era difícil, andar, hablar, respirar..., pero poco a poco se va acostumbrando hasta volver a la normalidad, excepto por los estallidos de dolor que recorren su cuerpo de vez en cuando sin previo aviso. Agobiada, asustada por todo lo que se le viene encima agradece tener el apoyo de Harry, su antiguo profesor de filosofía mientras lucha en una batalla interna con si misma entre el bien y el mal. Ahora más que nunca necesita el apoyo de Harry, que estará a su lado de principio a fin, y sobre todo ahora que su relación es más cercana que nunca.