Cuando Tony decide atender personalmente las dudas técnicas de los clientes para mejorar el nuevo Stark Phone, lo último que espera es acabar extrañamente enganchado a uno de los llamantes. Es obvio que este hombre no está acostumbrado a la nueva tecnología, pero su empeño por mejorar es tan admirable como adorable, tanto así que Tony no puede evitar extender sus conversaciones. Antes de siquiera notarlo, ya han intercambiado números. Pronto, el hablar con James -bien sea a través de textos o llamadas- se vuelve la mejor parte del día para Tony. Es posible que se esté enamorando de él, a pesar de que intente negarlo por todos los medios. Sabe que no llegará más allá, puesto que James piensa que Tony es un técnico más de las Industrias Stark y no el dueño de la empresa. Y mejor ni hablar de Iron Man y los vengadores: Tony tendría que revelar todos estos detalles antes de siquiera considerar una relación con James, aunque no sabe cómo admitirlo sin arriesgarse a asustarlo y perderlo. Es por eso que, más tarde, a Tony le sorprende descubrir que James guarda secretos parecidos.
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