-"¿Por qué habría de llorar?" Me dijo él, mientras sus ojos se tomaban rosados por las lágrimas, quienes intentaban escapar. -"No tienes que hacerte el fuerte conmigo, hace tiempo que te conozco y sé lo mucho que ésto te afecta." Mi preocupación estaba a flote, jamás lo había visto de esa forma. Jamás imaginé que la primera sería por una chica. -"Nay... Es que... No tienes ni la más mínima idea de cuánto la extraño... Es como si mi cuerpo la necesitara para funcionar... Necesito verla... Ver sus labios, su cabello maltratado... sus almendrados... "... Ojos cafés"... Completé su oración mentalmente. Sabía de lo que hablaba, ya me lo había dicho alguna vez hace tiempo. Pero ahora era diferente, y a medida de que sus palabras se iban arrastrando, yo me iba desmoronando. Sus sentimientos por ella eran sinceros, hasta medianamente ridículos, ¿quién carajos se deja afectar tanto por alguien? Me daba coraje el sólo pensar en que ella no era capáz de verlo de esa forma... Me hacía trizas el corazón verlo así. Siempre pensé que una de las peores experiencias es ver a un mejor amigo enamorado, más bien, sufriendo de amor. Ahora lo estaba confirmando. Sentía una presión en el pecho, además de que se tía que me rompería a llorar en cualquier instante. Pero... ¿De verdad eso era lo que me tenía tan mal? No... Eso no era lo que tanto me afectaba. Me destruía saber que esas bellas palabras no eran para mí. Me dolía que no era yo quien lo tenía ciego de amor. Jamás sería yo. Pero en mi cabeza no dejaban de rondar esas palabras tan egoístas. "Conmigo no tendrías que sufrir de esa manera, cariño..." Y entonces, al darme cuenta del porqué de mi propio sufrimiento, me dí cuenta de que todo ésto era un maldito bucle.