Olivia desde siempre tuvo una pequeña obsesión con los ojos de las personas; amaba dibujarlos. Todos los días que iba al parque se sentaba en la misma banca de enfrente, esperando que las personas a su alrededor posaron sus ojos sobre ella y así poder plasmarlos en sus hojas en blanco, pero más allá de eso, intentaba leer las miradas que vagaban secularmente por aquel lugar, descifrando los sentimientos que transmitían al mirarla para luego convertirlos en arte, solo con su lápiz, su cuaderno y sus múltiples colores. Hasta que... bueno, hasta que aparecieron unos ojos que fueron la excepción para Olivia, pues, no los podía ver, tampoco leer y mucho menos, dibujar. #AwardsAdam2021