La gente dura y soberbia, la gente egoista y malhumorada. Su exterior solo es un escudo que la ayuda a sobrevivir en este mundo ingrato. Chicos, fiestas, muchos amigos y noches descontroladas. De eso se trataba mi vida, de emborracharse sin parar, de seguir impulsos, drogarme, ser una maldita zorra. Pero este año estaría en un instituto diferente, uno nuevo. Lejos de mis amigos de fiestas a un lugar sofisticado donde la gente cree que puede convertirme en uno de ellos.