En el interior de la habitación, se mostraban estantes con cajas, una biblioteca desgastada con libros más desgastados todavía, reliquias, cosas que desconocía y más cosas. Solamente una luz débil alumbraba. Tenía un aspecto de despacho.
- Era evidente - se escuchó.
Anna se sobresaltó. Desde la oscuridad que llevaba al centro del despacho, se asomó una silueta. Cuando se acercó completamente a la luz, lo reconoció. Era el muchacho.
- Eh eh... yo no quería, yo solo... - no puedo terminar la frase.
Más tarde, lo único que recordó de ese momento es que se había desplomado sobre el piso pero no pudo sentir el estrépito golpe. Algo la había atajado.
Sintió una gélida brisa. Pero de lo que se percató es que pronunciaba: Tenebrae etiam potest apparere iustum.
Elliot Jensen and Elliot Fintry have a lot in common. They share the same name, the same house, the same school, oh and they hate each other but, as they will quickly learn, there is a fine line between love and hate.