20 Части Текущие Для взрослых"Los reinos son como las brasas apagadas de una fogata, vestigios de algo que una vez ardió con pasión y vida, pero que ahora solo existe en los susurros del viento. Tan reales parecen bajo la mirada, tan tangibles en el recuerdo, que es casi imposible no extender la mano para tocarlos. Pero como un sueño al amanecer, al hacerlo, se desvanecen en un suspiro, dejando solo cenizas y un eco que se pierde en la inmensidad.
Los deseos, los anhelos... son los verdaderos reinos del alma. Lugares que no pueden construirse con las manos ni gobernarse con palabras. Son mundos efímeros que habitan en el corazón, imposibles de plasmar en este plano terrenal, donde el peso de la verdad los aplasta como el viento a las brasas. ¿Quién no ha soñado con algo más grande? Con un amor que trasciende, con una paz que nunca se logra, con un futuro que brilla más allá de la comprensión. Pero como las estrellas que caen del cielo, estos sueños están destinados a desintegrarse antes de tocar la tierra.
Así era Zarathun, el reino de Malikah Zafira. Una joya en el corazón del desierto, nacida de sueños y sacrificios, pero destinada a ser consumida por las mismas brasas que la crearon. Y así era también Qamar al-Layl, la guerrera de las tierras heladas, cuya misión era un eco de esos sueños imposibles: reparar lo que estaba roto, salvar lo que parecía perdido. Ambos, reino y guerrera, eran sombras de lo que una vez fue fuego, y lo sabían. Pero aún así, caminaron hacia su destino, como brasas que arden una última vez antes de desvanecerse.
Porque los sueños y los reinos, aunque efímeros, tienen un poder inigualable: no desaparecen del todo. Quedan grabados, no en el mundo, sino en el corazón.
"Y así, los reinos se convierten en fantasmas, los deseos en ecos, y nosotros... en simples soñadores atrapados en el resplandor de lo que nunca fue, pero que siempre será."