A sus catorce Kakashi era el único de su equipo en pie. Su padre, sus amigos, su maestro, todos ellos habían muerto. Gran parte de su vida estaba cubierta de soledad, era algo a lo que ya estaba acostumbrado, pero luego del fallecimiento de su sensei, se sintió más solo que nunca. Parecía que su vida le pasaba una mala jugada. Cuando sentía que ya nada podría tener sentido, vio a Naruto. El niño recién nacido, la razón por la cual su sensei había dado voluntariamente su vida. Tenía un símbolo peculiar al rededor de su ombligo, que demostraba que la bestia que había atacado por la noche anterior ahora estaba en su interior. Ese bebé, quien no había hecho nada más que nacer y ser un bebé, fácilmente se había ganado el odio de muchos, por no decir toda la aldea. Kakashi sintió una fuerte necesidad de proteger ese pequeño que casi parecía un clon de su maestro.