Sonaba el despertador, como todos los días a la misma hora, desperté para apagarlo, me levanté de la cama y me dirigí al Baño, para darme una ducha. Abrí la regadera, empezé a quitarme toda la ropa, hasta quedar completamente desnudo, entre y sentía como todo el agua recorría mi cuerpo, frote el jabón por todo mi cuerpo, aunque suene raro, ducharme relaja y me ayuda a desestresarme. El acabar me seque el cuerpo, salí sin toalla, ya que nadie vive conmigo, al llegar a la habitación, comencé a vestirme, vi el celular y al parecer hoy era 24 de Diciembre, un día que ya no es nada especial para mí, desde hace unos cuantos años. Me dirigí a la cocina y me serví un plato de cereal con leche, para desayunar, por razones obvias hoy no había trabajado. No tenía nada que hacer, fui a la sala y prendí la televisión, en todos los canales había programas, en donde la familia se reunió para Noche, eso no me gustaba y apague el televisor, agarre un suéter y salí a dar un paseo, toda la ciudad estaba cubierta en nieve, con adornos navideños y mientras tanto mi casa muy solitaria... Empezé a caminar sin rumbo fijo, no me podría librar de todo esto, me sentía triste, después de un rato llegue a un parque, me senté en una banca y con la cabeza baja, lloraba recordando los buenos momentos que tuve con mi familia. Después de estar un buen rato sentado, alguien se acercó a mí, se sentó a lado mio y me empezó a hablar.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.