Nicholas Aguirre... aquel hombre que desde que lo vi me dejo cautivada; con esos ojos azules, un azul profundo como el mar, su cabello cobrizo que, a la luz del sol parecía que estuviera en llamas o aquellas manos que con solo tocarme me hacían sentir segura y que nada de lo que paso, se volvería a repetir.
Él, la persona a la que le confié demasiados secretos, con el que pasé momentos increíbles y todos de la mejor manera...
La persona que toda mujer quisiera tener a su lado, un sueño hecho realidad; pero no todo es color de rosa.
Me enamore de esa persona a la que le entregue todo, aun y a sabiendas que él no me dio nada a cambio, que con solo un abrir y cerrar de ojos termino por romper lo poco que quedaba.
Debo darle méritos, pues supo hacer su trabajo, supo manipularme y entrar cuando más lo necesitaba, cuando yo pensaba estar completa, pero él hacerme sentir incompleta y necesitar de su compañía; supo jugar bien... y créanme, si yo hubiese sabido que era un juego, abría jugado mejor que él.
Pero no quiero que se predispongan, con todo lo que he mencionado, aun así, no es una persona mala, de hecho, es lo mejor que he conocido; lo único malo aquí, fue que yo si entregue todo sin limitaciones y condiciones, mientras que para él...
Sólo era un juego.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.