Lo que sentían al verse era como una pluma de ave bailando en el aire, el arcoíris detrás de una tormenta, un caballo galopando libre, brisa en un día de verano, un paseo bajo la lluvia, una piedra preciosa siendo atravesada por el sol.
Se conocieron por casualidad. Él tuvo el descaro de besarla. Y ambos tenían pareja.
Pero él era su fantasía de artista, el perfecto modelo, aquello que nunca se cansaría de dibujar. Creyó que podría jugársela; acercarse tan solo para satisfacer el hambre de su talento. Aquel fue su primer error.
El segundo fue dejar que se giraran las tornas. Pasar de ser él su fuente de inspiración a ella cautiverio en sus fotografías. Convertirse en su Musa privada sin esperar que sus sentimientos no aumentaran durante el proceso.
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Romance #296 - 21 de Abril de 2014
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