- Oye, tú.- una voz nada familiar sonó en mis oídos.- Tú, la chica de las flores en la cabeza.- me voltee lentamente para ver a un chico castaño de ojos cafés. - ¿Me hablas a mí? - pregunté. - Sí, verás...- dudó un poco.- esos chicos de allá, - señaló a un grupo de chicos que nos miraban con curiosidad.- quieren saber tu nombre.- me miró. - Si quieren saber mi nombre, ¿Por qué no vinieron ellos? - repliqué. - Ya sabes, cobardes. Me llamo Adam y, ¿Tú? - una sonrisa se dibujó en su rostro. - Bueno, me llamo de muchas maneras.- sentencié. - ¿Cómo? - me miró confundido. - Algunos me llaman rara, otros idiota y las chicas, uf, esas sí que se la pasan buscando nombres, fea, horrible, gorda, obesa, bicho raro, gusano de jardín. En fin, llámame como quieras.- sonreí cínica. - ¿Bullying? - preguntó. - Nada importante.- hice un ademan con la mano. - Y, ¿Por qué no me dices tu nombre real? - un signo de esperanza apareció en sus ojos. - Prefiero que me llames como todos los demás.- mis hombros se encogieron restándole importancia a su pregunta. - Pero, no quiero llamarte así.- su rostro demostró frustración. - Pues busca otro nombre, ¿No? - hablé obvia. - Serás... "La chica de la cinta negra".- señaló una cinta negra atada a mi muñeca izquierda mientras alzaba una ceja. - Am... está bien.- sonreí, esta vez verdaderamente fue una sonrisa.