Sean todos bienvenidos a Rocsen, un bello lugar ubicado recónditamente entre los países hermanos de la antigua unión conocida como "Gran Colombia", aquí las cosas aparentan ser muy normales, sus ciudadanos luchan por destacar y llevar comida a su hogar día a día aunque otros pasen casi el 80 % de su tiempo en el que dirán, hay buenos ejemplos de personas que en realidad se esmeran como el señor del bus interprovincial que se levanta a las 3 a.m. y diariamente transporta a cientos de personas hacia su trabajo, vivienda o escuela y que decir del repartidor de periódicos que a las 5 a.m. sale a la calle a cumplir con su jornada o el panadero que sale con su bicicleta a las 7 a.m. a ofrecer su producto puerta a puerta. Bastante temprano, ¿no? Y es que el día en Rocsen no comienza cuando yo despierto sino mucho antes. Porque aquí en Rocsen hay: Cientos de caras conocidas y miles de almas por conocer, que no se me hacen del todo interesantes.
Elliot Jensen and Elliot Fintry have a lot in common. They share the same name, the same house, the same school, oh and they hate each other but, as they will quickly learn, there is a fine line between love and hate.