Desde que llegue aquí han sucedido varías cosas, pero la mejor de todas fue haberlo conocido y casarme con él. Con el paso del tiempo lo conocí mejor... amable, respetuoso, algo tranquilo pero olvide algo importante, solo es un niño de 13 años y en algún un momento sin darme cuenta... creció. De tener 13 a 19, pasó a ser algo rebelde, controlador y con las hormonas alocadas. Ahora yo, su esposa de 23 años, tengo que lidiar con sus deseos... por más oscuros que sean.