Todos conocemos la historia de cupido, de como, supuestamente, un bebé empareja a las personas con arco y flecha. Tan mentira no es; sí, alguien empareja a las personas, pero no un infante, sino, de hecho, un adolescente. Sin embargo, ¿cual es el opuesto de emparejar? Desemparejar, ya que eso no es algo que ocurre por obra del destino, ¿y si te digo que hay una chica adolescente a cargo de que las parejas se dejen de atormentar mutuamente?, extraño ¿verdad? Ellos se conocerán, pero que es lo que ocurrirá, ¿él tendrá que emparejarse a sí mismo?, ¿ella, en algún momento, tendrá que separarlos? Quién sabe, quizá incluso se odien. El final es incierto.