Nunca había sentido eso, mi mente recurría a cualquier tontería para estar unos segundo más cerca, y verlo a los ojos, sentir su perfume o simplemente hablar con él. Aunque jamás estábamos solos, siempre estaban ellas alrededor, revoloteando, acechando a su presa, intentando distraerme de mi verdadero objetivo.
No podíamos estar demasiado juntos, terminaban encontrándonos por algún motivo, parecían tener un GPS que nos ubicaba siempre como su meta a conseguir: "quien los encuentra primero gana", así era el juego según yo, aunque creo que era paranoia, era lógico que nos siguieran, no tenían nada mejor que hacer, y si no eran ellas, eran nuestros amigos, sin querer rompiendo el clima que podríamos llegar a formar.
Aun así debería ser sincero conmigo, siempre ponía obstáculos para intentarlo, intentaba huir de lo que sentía, porque así sería más fácil para ambos, él sería feliz y yo me tranquilizaría un poco, sin temor de que nos descubran o que algún día alguien se dé cuenta de lo que sentía por una persona del mismo sexo.
Él es el único peligro presente cuando está cerca .
Ella es su tentación.
Él es un indiscutible error .
El señor de la oscuridad en Nueva York , el único que puede mostrarte que es el temor con tan solo una mirada .
Nadie nunca a logrado domar su corazón tan negro como la misma noche , él no tiene ningún tipo de remordimiento por nadie , no le importa nadie con tal de seguir en el poder .
Hasta que llega ella .
Que lo hace cambiar no tan solo de idea sino que lo hace mirar más allá de la lujuria .
Inicio de publicación 29_9_2024