La mente en blanco y la respiración tranquila. Sólo él y la música, su única guía. Cuando un sueño está al alcance de la mano nada ni nadie importa. Todo se vuelve un obstáculo. No hay tiempo para relajarse, tampoco para sentir. Sin otra cosa por la que luchar, sólo él. Sus movimientos se fundían con la canción que sonaba, eso era lo suyo. Ojos curiosos se asomaban pero eran completamente ignorados, todo a su alrededor pasaba al olvido. Enseñaba queriendo aprender. Entre esas cuatro paredes necesitaba de la soledad, sentir solamente su cuerpo y nada más. Cuando el sonido se detuvo, observó el espejo y sonrió. Tenía muy en claro hasta dónde quería llegar. Obra de mi completa autoría.
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