¿Alguna vez lloraste tanto por la noche que tus ojos ya no producían más lágrimas? ¿Alguna vez quisiste matarlo y otras besarlo hasta dejar sus labios hinchados? ¿Alguna vez quisiste gritar a los cuatro vientos que lo amabas pero te quedaste en un susurro? Son cosas que suceden, y yo, como podrida que estoy, dejo aquí todas esas cartas que nunca fui capaz de enviarle a él. Hoy, que se ha marchado de mi vida, he decidido compartir mis sentimientos con vosotros. Espero que podáis disfrutadlo.
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