El Rey parece tener un problema con la mujer encargada del tratado de paz, no es por su constante actitud desafiante hacia él, ni el que esté husmeando por su castillo todo el día, mucho menos su forma de tutearlo o su afición de estar tras de rejas. Sino que su llegada pareció ser la llamada a los fantasmas de su pasado. De todas formas, es lo que necesita. Una historia de amores, magia y Dioses.