Ellos ya se conocen, pero no lo saben, o más bien, no lo recuerdan. Además, sus vidas son muy diferentes.
Takanori Matsumoto, es el único hijo de una de las familias más poderosas del país. Sus padres son dueños de un imperio de modas y son accionistas en grandes empresas del mismo tipo. Gracias a eso, debido al gran ingreso económico que adquieren cada semana, han conseguido consentir a Takanori en todo, absolutamente, todo lo que él les pide, lo que le da un aire de superioridad, y sus amigos tienden a llamarlo Príncipe. Kouyou, por otro lado, es el hijo menor de la ama de llaves en la casa de Takanori. A diferencia de Takanori, él creció en un hogar humilde y le enseñaron a apreciar las cosas, y por alguna razón, Kouyou termina trabajando en la casa de Takanori, y peor para él, como su asistente personal.
Adelin debe enfrentarse a un juego enfermizo mientras convive con un asesino serial y un chico que lo da todo por ella.
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Todos culpan a Adelin Rivas de la misteriosa muerte de su madre.
Nadie quería cruzarse con la "chica tragedia", porque se decía que por donde ella pasaba, solo dejaba desgracia.
Le acusaban por cada hecho extraño sucedido en aquel lugar. ¿Era culpable? Nadie tenía la certeza, pero algo sí podían asegurar: todo se relacionaba con ella.
¿Coincidencia? No lo creo.
Cuando todo parecía no poder ir peor, su cuaderno de canciones cayó en manos de un demente. A partir de ahí, deberá enfrentarse a ese juego enfermizo mientras convive con otro asesino serial y un chico que lo da todo por ella.
Preciosísima portada ilustrada por la talentosa @imfleurie