Un hombre quiere divorciarse de su mujer con quién tiene nueve años de casado. La esposa desconoce la razón del divorcio porque hasta la fecha él cumplía como el amante perfecto para ella y nunca hubo rumores de otras mujeres. En la cama, ella sentía el deseo y pasión de su esposo hacia ella; la hacía sentir viva. La hacía sentir mujer. Es más, la pasión se había avivado cada día más. Experimentaban más. Él la ama como si fuera el primer día. ¿Qué pudo haber cambiado? ¿Se puede dejar de amar a una persona de un día para otro a pesar que la pasión sigue viva? Él tenía sus reuniones en tascas o casas de amigos para ver deportes o participar en juegos de azar. Siempre llegaba a casa a la hora convenida. Nunca desentendió a sus hijos o a ella. Nunca se le conoció una amante capaz de romper esa relación. Durante el proceso de divorcio, la esposa conoce la razón del mismo. El ADN dice que él no es el padre de sus hijos. Él único hombre con quién ha estado ella y que los hijos son de él. ¿Por qué el resultado de ADN dice que no son sus hijos? Ella no lo entiende tampoco.
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