Quería herirlo, matarlo con la mirada. Hacer sus labios sangrar y perforar sus mejillas. Quería golpearlo hasta que sus puños enrojecieran y la pálida piel del contrario se llenará de moretones punzantes que le recordarán a cada momento el lugar al que pertenecía. A quien pertenecía. A él. Créditos respectivos a Kisu-no-hi . Artista de la imagen de portada.