Allí estaba ella. En medio de una plaza como las tantas otras que había en aquella ciudad al norte de Buenos Aires. Sentada en una hamaca mirando sin mirar, sumida en sus pensamientos. Una lágrima cayó por su mejilla. La secó con su mano derecha, dejando una gran mancha de sangre en el costado de su rostro. Notando que su lindo vestido blanco estaba empapado de esta al igual que sus manos. Esa noche la ciudad estaba silenciosa aunque tal vez, solo era su imaginación, otra vez. Como siempre. Alia no tiene amigos. Alia estudió en casa. Alia siempre estuvo encerrada. Alia es solo una niña. Alia no está loca. Alia está sola.
1 part