Me han dicho que de las cosas malas debe sacarse algo bueno, por eso, hago del desastre de mi vida una serie de relatos que no son más que una pequeña narración de la vida de una adolescente común y corriente. No encuentro ninguna razón lógica para pedirle a usted, como lector, para que se acerque a las palabras que ahora escribo. Sin embargo, si alguna vez se ha sentido lo suficientemente abrumado porque todo le sale medianamente mal y desea identificarse un rato, lo invito a leer mis páginas. Lo invito a leer la primera, y si se engancha, por favor continúe.