«Cita al psicólogo», esas palabras desencadenaron un infierno en la vida de Emma. Un infierno que ella había estado evitando durante mucho tiempo y el cual poco a poco comenzó a consumirla.
Pero no sabe es que no es la única afectada en toda la situación.
Todos sabemos que no se debe mezclar el amor con el trabajo, porque eso desencadenaría una serie de eventos desastrosos o, bien, afortunados. Claro que para que lo último pase, ambas partes deben saber manejarlo con equilibrio, pero lamentablemente para eso las dos personas deben saber lo que el otro siente.
Pero qué es lo que sucede cuando, a pesar de eso, ambos saben que se necesitan sin decirlo. Cuándo una mirada puede mover tu mundo y hacerte sentir cosquillas en el estómago.
Una vida rota. Un temperamento complejo.
Una atracción que no debió de pasar. Y otra que pasó.
Tal vez, sea demasiado de manejar. Aún más cuando tienes claro que esa persona sabe todo de ti.