Esta lejos, y es hermosa.
Muchas personas están cerca de ella.
Sé les ve sonrientes.
Yo los puedo ver a ellos, pero ellos no me ven a mi.
Los estoy observando curioso, e intento ir hacía donde están, pero ella me vuelve a arrastrar, alejandome de ellos.
Le pido que me deje tranquilo, pero no me escucha, me sigue molestando.
Sus susurros son casi inaudibles, pero me aterra su voz.
Siento escalofríos por toda mi columna, con tan sólo fijarme en su profunda mirada,
esa mirada que sólo yo puedo ver, y me deja sentir cómo me penetra el alma.
Las lágrimas se acumulan en mis ojos, mi vista se vuelve borrosa,
mi respiración se vuelve agitada y rápida.
y grito por ayuda a las personas tan lejanas de mí.
Pero no me escuchan, y siguen sonrientes.
Y esa hermosa luz que veía en la lejanía, desaparece, como si de un conjuro se tratará.
Y nos quedamos sólos,
cara a cara, la oscuridad y yo.
La misma oscuridad que hizo que creyeran que estoy loco.
La misma oscuridad que me acompaña desde aquel día.
La misma oscuridad, que empieza a poseer mi cuerpo, poco a poco.
Convirtiendose en mi oscuridad.
Y me doy cuenta de que mi corazón, ya no late.
Estoy muerto.
Muerto en vida.
Lan Wangji es viudo, pero jamas perdio la esperanza de volver a ver a Wei Wuxian.
Por eso se sorprendió que tras el llamado de Sizhui, este le habló de algo que lo lleno de esperanza.
'Alguien... tocó la canción que le dedicaste a mi madre...'