«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper». Eso fue lo escuchó Keylin que se encontraba en su último día de vacaciones en Japón. Hechizada por aquella historia de amor que le contó un extraño, se encontró con una fuente de los deseos. Donde sacó una moneda de su pantalón, cerró los ojos con fuerza para hablar desde lo más profundo de su corazón y lanzar la moneda al agua. Lo que no se esperaba era atraer la atención de Cupido, quien le ofreció un trato para encontrar a el amor de su vida en máximo treinta y un días. Keylin, imaginando que todo aquello era un singular sueño, aceptó sin rechinar, quizás continuando con una aventura llena de fantasía solo en sus sueños. No obstante, estaba realmente equivocada, porque Cupido apareció en su vida cotidiana, desequilibrando todo su propio mundo ajetreado. Keylin era una mujer visionaria con planes a futuro y sueños de encontrar a alguien para compartir su felicidad, pero la vida nunca seguía los planes que una persona tenía en la cabeza, y ella tenía dos opciones: encontrar a ese hombre maravilloso o tal vez en su vida no había espacio para un príncipe azul que ella tanto anhelaba cuando era una niña. Primera parte de la serie: Caprichos divinos Portada by: @ItsSxmmm
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