Corazón acelerado. Manos sudorosas. Mirada perdida. Vellos de la nuca erizados. ¿Se te hacen conocidas estás reacciones? Oh, yo sé que sí. Porque yo también paso por ellas todos los días y créanme es agotador. Ni hablar de las miradas disimuladas pésimamente o las palabras entrecortadas y la falta de aire al hablar. Para este punto ya debes saber qué es lo que causa esto, más bien, quién. Porque cada una y uno de ustedes tiene a alguien en su vida que les sacude el piso y les hace temblar el corazón. Sé que no es fácil, porque mi mamá no para de amenazarme con arrancarme el celular de las manos y la profesora de química no puede ponerse más pesada con las fórmulas. ¡Para que de remate él ni me note! No, no, no señor, eso sí que no. Inconcebible. Mi nombre es Dorotea, pero ya que estás aquí, llámame Tea y de una vez acomódate, porque este camino es largo y tortuoso. De como trato de sobrevivir mientras adolezco cada día más que el anterior, en una lucha por llegar a lo que las personas llaman madurez.All Rights Reserved
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