Lía fue abandonada, ultrajada y tachada toda su existencia como una puta. Su vida fue una constante supervivencia en la que las palabras fueron una gran influencia. Ahora, Lía se convirtio en una verdadera puta. Sarcástica, irónica, burlona y algo filosófica, toda ella era una imagen de la maldad y eso fue lo que cautivo al detective consultor, Sherlock Holmes.