¿Yo? ¿Feliz?
  • Reads 11
  • Votes 1
  • Parts 1
  • Reads 11
  • Votes 1
  • Parts 1
Ongoing, First published Jan 18, 2018
Soy Alex Snick, tengo 16 años y no, no soy chico...

Soy la típica chica antisocial y amargada que le gusta estar sola (y se lo que están pensando es la rarita o cliché (? )
Físicamente soy alta, pelo castaño oscuro y ondulado, ojos verdes miel.

No tengo amigos, se me hace una pérdida de tiempo por que siempre terminan apuñalandote por la espalda o se alejan y te olvidan, así de fácil (le habló a las personas, pero no lo suficiente para considerarlos mis "amigos").

¿Si he tenido novios?, claro que los he tenido (Pero sólo jugaba con ellos, sólo tuve un novio que lo tomé enserio, no salió como esperaba...).

De niña me insultaban y trataban mal, por que estaba gorda, pero eso ya pasó.

Fumó pero sólo cuando se me hacei necesario, ya sea cuando tengo un mal día, algo me salió mal, etc.

Un día en la noche iba de camino a mi casa, estaba cruzando la carretera cuando de la nada apareció un carro, pero no frenó a tiempo, los doctores dijeron que fue grave el atropelló.

Lo cual estuve en coma un mes y unas cuántas semanas hasta que desperté...
All Rights Reserved
Sign up to add ¿Yo? ¿Feliz? to your library and receive updates
or
Content Guidelines
You may also like
You may also like
Slide 1 of 10
Bajo tu Dominio  cover
relatos eroticos cover
Sangre y Poder. cover
SSXU viendo universos cover
En la misma habitación que el Diablo [Libro 1] cover
EL IMPERIO DEL DRAGÓN [EDITAR] cover
La pequeña gigante || Haikyuu!  cover
MIA // Freenbecky(G!P) cover
La perdición de los Walker +18 cover
𝐈ncest ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ cover

Bajo tu Dominio

80 parts Ongoing

No la buscaba a ella, ni siquiera me parecía importante su jodida existencia. Pero la vi. Y eso lo jodió todo. La primera vez que vi a Anastasia, no fue una elección. Fue una coincidencia. Una de esas que se clavan en la piel y te carcomen la cabeza. No era especial. No era alguien que mereciera mi atención. Y, sin embargo, en cuanto la miré, no pude dejar de hacerlo. Me obsesioné. Como un puto animal en busca de presa, la seguí con los ojos, con el pensamiento, con cada maldito resquicio de mi conciencia. No había razón lógica. No había un propósito más allá del deseo irracional de verla temblar. Anastasia no lo sabía, pero ya era mía. Y cuando finalmente la tuve frente a mí, cuando supe que no podría escapar, entendí algo: no era solo deseo. No era solo obsesión. Era el placer retorcido de poseer algo que nunca debí tocar.