Es mucho más fácil amar a los muertos que a los vivos.y es que, mientras los muertos piden tan sólo que se les recuerde, los vivos exigen atención constantes. Los muertos se conforman con habitar el mundo de los sueños y los vivos insisten en invadir la realidad. Los muertos no mienten, no monopolizan, no mandan. Tampoco se enfadan ni envejecen, los muertos no traicionan y no cambian.