Esta era su vida; Muerte, vodka, balas y sexo. No habían motivos ni ganas de cambiar, pero entonces un chico entró al bar-tapadera de la mafia.
Se le cayó el cigarro y joder, hasta el palo de billar al suelo. Curvas de infarto, labios sugerentes y al tocarlo, manos de seda. Hipnotizado de deseo, sólo podía pensar en tenerlo esposado a la cama gimiendo su nombre.
Y lo conseguió. Lo que no sabía Harry es que Louis estaba prometido a un tío de la mafia italiana. Atado a un matrimonio de conveniencia a la camorra, con un padre metido en política internacional y corrupto hasta las cejas. Harry se había metido en un lío de los grandes. Sobretodo cuando descubre que Louis sabía perfectamente en qué clase de bar se estaba metiendo, y que él se había convertido en su arma. Lo que Louis buscaba desde el principio.
Advertencia: Esta novela no es mía, es de la escritora Alena García. Yo la voy a adaptar a Larry Stylinson, una pareja homosexual.
Si eres sensible a esos temas, retirate de aquí, gracias.
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero