Baekhyun quería huir, correr muy lejos, chocar, para así desprenderse de su alma torturada, destrozarse en miles de trozos cual cristal hasta que no quedara nada de él, quería que alguien lo despertara del vacío eterno en el que se había convertido. Baekhyun era puro gas, denso, calmado, estático y sin fin, esperando a que alguien lo encendiera. Chanyeol era el pecado, el diablo desterrado del paraíso prometiendo hacer de la tierra su inframundo. Solo necesitaba encontrar su fuente, una fuente infinita de la cual alimentarse y hacerse cada vez más grande. Chanyeol era fuego, vivaz, incontrolable, siempre en movimiento, muy atrayente, pero letal.