Zayn se sienta en el césped mientras se seca las lágrimas. Esconde su cara entre las manos y suspira con fuerza, para volver a llorar desconsoladamente. Le prometió a su madre no volver allí, pero ella había roto más promesas que él, así que no le parece muy injusto. Aún recuerda sus palabras: "¡te prohíbo que vuelvas a ese lugar, está muerto, Zayn, no puedes hacer nada!". Repasa las letras grabadas en la piedra con el dedo índice y cierra los ojos. Se oye un fuerte ruido y el suelo tiembla. Pronto comenzará a diluviar, como siempre pasa desde que viven en ese país. Así es Londres. Recoge las flores viejas y coloca las nuevas sobre la tumba de su padre. -Lo siento, papá. Te prometo que no dejaré que le pase lo mismo a mis hermanos, esos cabrones pagarán por lo que te hicieron. Suspira por última vez y se levanta, caminando hacia la salida del cementerio. Su padre no ha muerto en vano, no, no permitirá que sea así. Antes de que pueda salir, comienza a diluviar. Se coloca la capucha y siente un pequeño escalofrío. Así es Londres. Lo que aún no sabe Zayn es que hay una parte de Londres que pocos conocen, pero él pronto lo hará. Muy pronto.